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12:14:59 PM
Metas e incentivos orientados a la excelencia en la atención usuaria
¿Por qué deben existir las metas y los incentivos en nuestro mundo laboral?
Cuando hablamos de metas e incentivos se nos viene a la mente la visión de una estrategia propia del sector privado, muchas veces este juicio nos impide vislumbrar inmediatamente la coherencia del uso de estas herramientas y enfoques de gestión en las instituciones públicas, esto dado que fundamentalmente la naturaleza del servicio público difiere mucho de las empresas, principalmente en los fines, ejemplo de ello es que en el mundo empresarial el motor generador de acción (motivador) de todo el esfuerzo organizacional es el lucro, lo que se traduce en captar clientes para obtener mas ganancias. Si contraponemos este esquema con el de las instituciones públicas podríamos señalar que el motor generador de la acción (motivador) es el bien común, lo que se traduce es satisfacer las necesidades de los usuarios, de este modo las ganancias, producto de todo el esfuerzo institucional, se traducen en inversiones sociales a largo plazo. Sin embargo, y a sabiendas de estas diferencias, el paradigma de la nueva gestión pública (new public management), plantea la necesidad de incorporar instrumentos del sector privado - empresarial en el quehacer de las instituciones públicas, lo que se ha podido apreciar desde la modernización de la gestión pública chilena en la década de los 90’, muestra de ello lo vemos en la planificación estratégica de cada institución, cuando hablamos, por ejemplo, de misión, visión o productos estratégicos. Dada esta realidad en el sector público chileno, la motivación y los incentivos son un factor fundamental para el logro de los resultados si queremos llegar al desarrollo de servicios públicos de excelencia tanto en la gestión interna (procesos), como externa (usuarios), mas aún cuando el sentido y finalidad de un servicio público, que corresponde al bien común, es un elemento abstracto y no tangible como el lucro (dinero). En este marco es que los programas para el mejoramiento de la Gestión (PMG), constituyen una herramienta fundamental para el logro de las metas, ya que el incentivo está sistematizado en un conjunto de normas cuyo principal mecanismo es el desempeño colectivo para que cada funcionario de la institución obtenga una retribución monetaria por el buen rendimiento esfuerzo individual que conjuntamente con su equipo de trabajo (Subunidad-Unidad-Sección-Subdepartamento-Departamento) se verá reflejado en los logros organizacionales de las metas comprometidas, es por esto que para el resultado óptimo de los PMG, Metas y compromisos, cada uno de nosotros debe tomar conciencia que el desempeño colectivo es el producto de una serie de procesos donde nuestro trabajo individual (en post de esta meta), no es más ni menos que un eslabón de la cadena.
Cuando hablamos de metas e incentivos se nos viene a la mente la visión de una estrategia propia del sector privado, muchas veces este juicio nos impide vislumbrar inmediatamente la coherencia del uso de estas herramientas y enfoques de gestión en las instituciones públicas, esto dado que fundamentalmente la naturaleza del servicio público difiere mucho de las empresas, principalmente en los fines, ejemplo de ello es que en el mundo empresarial el motor generador de acción (motivador) de todo el esfuerzo organizacional es el lucro, lo que se traduce en captar clientes para obtener mas ganancias. Si contraponemos este esquema con el de las instituciones públicas podríamos señalar que el motor generador de la acción (motivador) es el bien común, lo que se traduce es satisfacer las necesidades de los usuarios, de este modo las ganancias, producto de todo el esfuerzo institucional, se traducen en inversiones sociales a largo plazo. Sin embargo, y a sabiendas de estas diferencias, el paradigma de la nueva gestión pública (new public management), plantea la necesidad de incorporar instrumentos del sector privado - empresarial en el quehacer de las instituciones públicas, lo que se ha podido apreciar desde la modernización de la gestión pública chilena en la década de los 90’, muestra de ello lo vemos en la planificación estratégica de cada institución, cuando hablamos, por ejemplo, de misión, visión o productos estratégicos. Dada esta realidad en el sector público chileno, la motivación y los incentivos son un factor fundamental para el logro de los resultados si queremos llegar al desarrollo de servicios públicos de excelencia tanto en la gestión interna (procesos), como externa (usuarios), mas aún cuando el sentido y finalidad de un servicio público, que corresponde al bien común, es un elemento abstracto y no tangible como el lucro (dinero). En este marco es que los programas para el mejoramiento de la Gestión (PMG), constituyen una herramienta fundamental para el logro de las metas, ya que el incentivo está sistematizado en un conjunto de normas cuyo principal mecanismo es el desempeño colectivo para que cada funcionario de la institución obtenga una retribución monetaria por el buen rendimiento esfuerzo individual que conjuntamente con su equipo de trabajo (Subunidad-Unidad-Sección-Subdepartamento-Departamento) se verá reflejado en los logros organizacionales de las metas comprometidas, es por esto que para el resultado óptimo de los PMG, Metas y compromisos, cada uno de nosotros debe tomar conciencia que el desempeño colectivo es el producto de una serie de procesos donde nuestro trabajo individual (en post de esta meta), no es más ni menos que un eslabón de la cadena. 
